Reflexión sobre didáctica
Se me ha ocurrido una pregunta que quizá dé pie a varias reflexiones, presentes o futuras, sobre el papel del profesor en el aula. Es posible que muchos docentes se formularan esta inquietud hace tiempo, pero tengo la impresión de que los profesores de ELE (Español como Lengua Extranjera), al menos en una gran mayoría, no sólo no se la formulan sino que se dejan llevar por la inercia de los materiales que siempre han funcionado, más o menos, de los programas que no han variado, más o menos, y de sus aptitudes para adaptarse, más o menos.
Es cierto que la materia que los profesores de ELE no varía, al menos no sustancialmente; es cierto que la lengua española sigue siendo la lengua española. Por esto, me da la impresión de que muchísimos profesores se plantean la duda de por qué habrían de modificar su manera de dar las clases.
Más allá de las evidentes evoluciones metodológicas, en aras de una mayor adecuación entre las investigaciones psico-pedagógicas y el "practicum" en el aula, parece claro que el contenido apenas varía.
Pero siempre olvidamos un elemento del proceso de enseñanza, y que evidentemente sí varía, y ha variado muchísimo en muy poco tiempo. Y es el alumno. Nuestros alumnos de ELE no acuden con las mismas inquietudes, aptitudes, actitudes, necesidades ahora que hace 10 años -momento en que comencé mi andadura profesional en este campo-. Así pues, la pregunta que me formulo y a la que por el momento no doy respuesta es:
¿Es necesario realizar un estudio serio de las motivaciones que tienen los alumnos para estudiar español y para hacerlo de una u otra manera? ¿Es necesario que nuestra labor docente se modifique y actualice constantemente no ya en vista de las nuevas "modas" pedagógicas, sino de lo que los alumnos demandan acerca del qué y el cómo enseñarles?
2 comentarios:
Claro que la labor docente tiene que ir modificándose conforme va pasando el tiempo y van cambiando l@s alumn@s, las tendencias, las costumbres, la lengua inclusive...
Hay, sin embargo, materiales y métodos que siempre funcionan y ante la premura y el temor al error o al fracaso, acudimos a ellos insistentemente. Pero creo, que en general, vamos incorporando las cosas nuevas que encontramos, fundamentalmente poruqe en caos contrario nos aburriríamos como soberanas ostras.
Creo que lo mejor de la enseñanza del español es que es muy dinámica y el profesor o profesora que no esté dispuesto a evolucionar o incorporar cosas nuevas se quedará sin trabajo en menos que canta un gallo...
Esto no es literatura ni lengua españolas, donde todavía están con el teatro de Lope de Vega o las dicotomías de Saussure...
Cuando uno habla de este tema, inmediatamente se te ocurren palabras como didáctica, y como pedagogía, y que pueden llegar a confundirse en algún momento dado. Con relación a la didáctica, yo pienso que un elemento crucial es la diversificación de la labor docente, aprovechando la incursión de las Nuevas Tecnologías de información y comunicación, TICS.
Por último, es importante tener en cuenta el papel del docente en procesos tan importantes como la enseñanza del español pero también como ese mismo lenguaje, adquiere matices, y usos regionales; en ese sentido, ¿Está el docente preparado para asumir su rol en estos casos? Andrés
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