23 de julio de 2007

Sobre naturaleza y muerte

(...) pero Pablo no tenía tanta sangre fría como para pensar que su pareja estaba repre­sentando una comedia. Una más. Pablo era de los que todavía creen que las personas ac­túan siempre guiadas por algún motivo. Aún no había descubierto que hay gente que hace las cosas porque sí.

Algún tiempo después, al volver a reflexionar acerca de todo aquello, he llegado a la conclusión de que en realidad hay muchas cosas que suceden porque sí. Incluso la muerte de mi padre ya me parece un hecho casual. Es evidente que mi padre no se mu­rió para destrozarme la vida -aunque de hecho así ha sido-, sino que es algo que sucedió porque sí. Cuando no crees en Dios, ya no tienes a quién echarle la culpa de tus reveses, y uno se da cuenta de que con mi padre la naturaleza se había limitado simplemente a hacer su trabajo –sin duda cruel, pero sólo desde nuestra temerosa mirada de criaturas separadas de la naturaleza-. Creo que por fin Pablo se ha dado cuenta de que, a su modo, la naturaleza también había hecho su trabajo con Celso. Y con él mis­mo. (...)



Fragmento de la novela en proceso El corazón de todo el mundo.


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